sábado, 11 de diciembre de 2010

PETRÓLEO Y LA ECONOMÍA LATINO AMERICANA


"...Es menester nacionalizar y resguardar por el Estado las fuentes de petróleo, sobre las cuales se cierne el propósito de acaparamiento de los sindicatos y trusts extranjeros: los gobiernos de los países de Sud América que para mantener la certidumbre de su futuro progreso así lo hagan, ejercitarán una alta previsión patriótica. Nacionalizar y explotar con criterio que consulte el interés de la Nación los yacimientos de combustibles líquido, es robustecer la propia economía y, al mismo tiempo, restar predominio a los trusts acaparadores que absorben y oprimen con sus imposiciones y refuerzan su poder explotando nuestras riquezas naturales y utilizando en su provecho los enormes beneficios que de ellas se obtienen...."
Por Enrique Mosconi

Concepto motriz (1927)
Nuestra Nación, al igual que otras latinoamericanas, se encuentra empeñada en la laboriosa y compleja organización de su economía. Estos países, constituidos políticamente después de grandes y penosas dificultades, de largas y sangrientas perturbaciones, que tienen su explicación en la calidad de los factores étnicos que intervinieron en la conquista y en la evolución social de la colonia, inician la tercera y última etapa de su historia ascendente.
Emancipados del dominio ibérico, los pueblos sudamericanos, formados por toscos elementos raciales, se debaten en procura de su organización definitiva, guiados por confusos principios políticos que van desde el gobierno monárquico hacia la república unitaria o federal, y disponiendo de rudimentarias bases políticas. Mientras nuestras provincias cruzan la larga noche de incertidumbre y desconcierto de la fraticida lucha armada, expresión final de las ambiciones y rivalidades de personas o de grupos, y solución a la vez de localismos preñados de envidias y enconos irreductibles, germina la nueva vida. De las tragedias del malón indio o mestizo, de la opresión instituida por la barbarie, surge al fin, felizmente, la fórmula definitiva de nuestra constitución política.
Las nacionalidades se asientan sobre normas de progreso colectivo. El trabajo y una evolución forzosamente lenta, pero inevitablemente segura, alcanzarán el bienestar del pueblo, propósito cardinal que en todos los tiempos ha orientado el pensamiento y la acción de los hombres de gobierno patriotas.
Nuestro estatuto provisional de 1815 y la Constitución de 1826, que disuelve nuevamente la Nación que intentaba organizarse, establecían en sus declaraciones de derechos y garantías principios fundamentales de atracción para el extranjero. Los fundadores de la nacionalidad comprendieron claramente que necesitaban dos elementos de que no disponían en la inmensidad del suelo argentino: hombres y capitales. La Constitución del 53, reformada el 60, es de una liberalidad excepcional, inspirada en la necesidad acentuada de “atraer y asimilar al extranjero, a todos los hombres del mundo que quieran habitar nuestro suelo” y compartir el imperio de nuestras leyes.
Hombres y capitales se requerían para organizar el trabajo y la explotación de las riquezas nacionales. Hombres y capitales eran necesarios para utilizar los productos del país; para fomentar y acrecentar sus valores; para mejorar las condiciones de vida en las ciudades y en la campaña; para intensificar el intercambio interior y el comercio exterior; para utilizar los ríos navegables y construir ferrocarriles y puertos; para equipar al país, en fin, con los pertrechos y las organizaciones indispensables y accesorias para una explotación intensa de la riqueza pública y privada. Sólo así podría elevarse a insospechada altura el nivel de vida de sus habitantes y sólo así podría convertirse en realidad el ideal de libertad espiritual, como fruto sazonado de las fuerzas morales y materiales de la colectividad.
Setenta y cinco años de trabajo han elevado la riqueza pública a valores muy considerables, si se observa su relación por habitante. Sin embargo, necesitamos aún de hombres y capitales extranjeros para acelerar y completar nuestro desarrollo; pero los deberes de nuestra época y la aspiración de un más grande futuro nos indican que el internacionalismo económico que nos ha formado y hecho nación debe estar sujeto a una influencia gradual, que tienda a transformarlo paulatinamente en una organización económica nacionalista hasta donde lo permita la independencia de los pueblos modernos. Los conceptos constitucionales y normas legales que fueron excelentes a mediados del siglo pasado, son pasibles de modificaciones si hemos de acelerar nuestra marcha y alcanzar los objetivos magníficos del preámbulo de nuestra carta magna.
Ha llegado ya el momento de seleccionar hombres y capitales y establecer asimismo protección para hombres y capitales nacionales. Organizando el trabajo y las explotaciones de las riquezas nacionales con hombres y dinero del país, mejoraremos evidentemente nuestras condiciones de vida, lo que es indispensable si, como lo hemos manifestado, nos encontramos aún en la necesidad de continuar atrayendo la inmigración deseable. Estimulando el espíritu de empresa en el capital nacional, refugiado hoy en la inacción o en el interés de los títulos o cédulas hipotecarias, aprovechando los mayores saldos del trabajo y en ello tendremos otra razón más de mejoramiento. En las actividades industriales, en las grandes organizaciones agropecuarias que, coordinadas en el intercambio mundial, controlan y fijan, no siempre con toda la equidad que sería de desear, la remuneración del trabajo de campaña; en las industrias de los transportes fluviales, marítimos, terrestres y aéreos, en el comercio y las organizaciones bancarias, es tiempo ya que la inteligencia y el capital argentinos intervengan en más vasta escala y recojan los beneficios colectivos que hoy se nos escurren de las manos.
Con la cooperación de Europa hemos organizado el país y lo hemos equipado, colocándolo en condiciones de emprender la explotación de sus riquezas y posibilidades en mayor escala; en los últimos años los Estados Unidos, con el envío de capitales y representantes de sus grandes empresas, se incorporaron a nuestras actividades. Podemos, pues, elegir ahora el elemento que nos convenga; pero, en primer término, nuestro deber es realizar con nuestros propios medios una máxima tarea y luego aceptar la colaboración de hombres y capitales, sin distinción de nacionalidad, siempre que éstos se sometan sin reparo a las imposiciones de nuestras leyes. Capitales que pretendan condiciones especiales, exigiendo un tratamiento de excepción que algunas veces no ha de poder acordarse a los del país, no favorecen a la Nación; capitales que aspiren al dominio económico, que tengan el propósito de tomar ingerencias políticas en los países en que operan, que empleen por sistema procedimientos y normas inmorales, que pretendan no ser regidos por las leyes en esos capitales llevan en sí gérmenes de futuras dificultades y perturbaciones internas y externas.
La situación de la República Argentina es semejante a la de los demás países de Latinoamérica, que bregan por la consolidación de su economía y de su progreso moral y material.
En esta organización económica, el petróleo desempeñará en lo futuro un papel trascendente, pues es el elemento indispensable para fomentar y proteger el crecimiento y desarrollo de la industria nacional a seguir así el proceso evolutivo de los pueblos, que, en plena expansión de su fuerza creadora, han arribado a un positivo bienestar y consolidado su nacionalidad.
Los países de Latinoamérica que, como el nuestro, explotan petróleo y no posean yacimientos carboníferos, o que los que los que tengan no sean comercialmente explotables, deben preservar las fuentes de combustible líquido de toda influencia que no sea eminentemente nacionalista; el combustible constituye la plataforma sobre la que se levantará su futura organización industrial.
Por otra parte, esto tiene una importancia capital, pues la evolución de nuestros países podrá substraerlos de la lucha tenaz que por la posesión del petróleo libran los grandes imperios mundiales, lucha que dificulta el desarrollo, perturba la vida económica y social y muchas veces oprime la soberanía y la libertad de los pueblos menos organizados y menos fuertes; lucha inevitable en la conquista del predominio industrial y comercial, generadora de enriquecimiento de la colectividad triunfante; lucha que dará al vencedor los privilegios y la seguridad de defender y mantener esos beneficios.
Es menester nacionalizar y resguardar por el Estado las fuentes de petróleo, sobre las cuales se cierne el propósito de acaparamiento de los sindicatos y trusts extranjeros: los gobiernos de los países de Sud América que para mantener la certidumbre de su futuro progreso así lo hagan, ejercitarán una alta previsión patriótica. Nacionalizar y explotar con criterio que consulte el interés de la Nación los yacimientos de combustibles líquido, es robustecer la propia economía y, al mismo tiempo, restar predominio a los trusts acaparadores que absorben y oprimen con sus imposiciones y refuerzan su poder explotando nuestras riquezas naturales y utilizando en su provecho los enormes beneficios que de ellas se obtienen. Pero para nacionalizar las fuentes de petróleo, para que el Estado mantenga en sus manos el control conveniente y perciba participación equitativa en los beneficios, mucha veces extraordinarios, de las explotaciones, es menester que los hombres de Gobierno den prueba de gran espíritu de previsión y obtengan en oportunidad la adecuada legislación.
Las leyes de petróleo, como lo he manifestado en otro lugar, pueden sancionarse con toda facilidad cuando no existe petróleo. Esta observación es de interés para los países donde aún no ha alumbrado yacimiento alguno, lo que puede ocurrir en forma inesperada. La experiencia argentina constituye un amplio e incontratable ejemplo. Entre nosotros, a pesar de toda la labor cumplida en cuanto a legislación se refiere desde que se descubrió petróleo en Comodoro Rivadavia, hace 20 años, no henos definido aún la ley que dé unidad de doctrina e interpretación a la aplicación de las normas para la explotación metódica y racional de los yacimientos; que modere, si así fuera ignorancia y la incapacidad pueden producir en los depósitos naturales; que dé, en fin, a la Nación, la verdadera posesión de sus minas y que la Nación y las provincias usufructúen equitativamente sus beneficios.
Dotar a la Nación de la conveniente legislación del petróleo cuando por imprevisión se han acordado derechos y se ha puesto en acción el interés del capital privado nacional, y especialmente del capital extranjero, es obra ardua y patriótica. La tarea es digna de los grandes partidos políticos y de los hombres conductores de clara visión. Una nueva adecuada solución dará a los pueblos latinoamericanos beneficios de orden moral, económico, político y social. Una mala solución producirá efectos diametralmente opuestos, como nos lo demuestran las graves dificultades y los grandes males que han experimentado los países que no han resguardado debidamente su riqueza minera. El problema argentino espera aún esa grande y definitiva solución.
Extraído del libro: “Dichos y Hechos”
General Enrique Mosconi
El Ateneo; Buenos Aires; 1939;

martes, 7 de diciembre de 2010

Homenaje a Sergio Karakachoff

"...Karakachoff siempre trató de defender a los más débiles, tanto para garantizar los derechos sindicales como para los derechos elementales de la gente que vivía en La Plata y sus alrededores.
Uno de los fundamentos y columnas más fuertes que tuvo Karakachoff fueron su oratoria, su convencimiento y su pensamiento, con los que trató de comunicar a muchos de los correligionarios, amigos, vecinos y políticos de otras fuerzas políticas de la ciudad de La Plata, la necesidad de defender la Justicia, la necesidad de defender la libertad y, por sobre todas las cosas, los derechos humanos..."
Por Sergio Guerriere
Homenaje a Sergio Karakachoff
Con la palabra de Sergio Guerriere (UCR)
Dicho 880ma. REUNIÓN – 412da. SESIÓN ORDINARIA
Concejo Deliberante Almirante Brown

"En primera instancia, quiero adherir a las palabras de los compañeros concejales que se han expresado con respecto a La Noche de los Lápices.
Y, puntualmente, yo me quería sumar a hacer un homenaje; a un homenaje que tiene que ver con la memoria y el reconocimiento hacia esos militantes que en esa gran ciudad de La Plata, que ha tenido esta larga noche triste que significó en lo de “los lápices” y también dejar planteado que nosotros tenemos un militante en la Unión Cívica Radical. A veces, parece que es uno, pero también tenemos parte en el actuar contra la lucha de la dictadura militar.
Puntualmente, se cumple un aniversario de la muerte en manos de la dictadura militar, de un militante de las características de Sergio “el Ruso” Karakachoff.
Para quienes no lo conocen, Karakachoff fue un militante de la Unión Cívica Radical que, por sobre todas las cosas, nació en la ciudad de La Plata el 27 de junio de 1939 y su militancia se remonta –como cualquiera de nosotros- a la escuela secundaria, donde comenzó a militar y a interesarse por la política. Tal es así que él fue fundador y un activista del Centro de Estudiantes de esa Casa que dependía de la Universidad Nacional de La Plata.
También participó fuertemente de lo que significó en La Plata la Federación de Estudiantes Secundarios Democráticos. Seguidamente, Karakachoff realizó estudios de abogacía en la Universidad de La Plata y se graduó aproximadamente en 1965, desplegando una profunda militancia como destacado dirigente de lo que significó la Agrupación Reformista Unión Universitaria y llegando a ser, justamente, presidente del Centro de Estudiantes de Derecho.
Karakachoff, para quien no lo conoció, fue un destacado militante de la Unión Cívica Radical, fue convencional nacional y fue candidato a diputado nacional, aportando ideas, por sobre todas las cosas, al funcionamiento y modernización de nuestra estructura partidaria.
En 1976, la dictadura militar no tomó por sorpresa a Karakachoff, quien ya argumentaba, por sobre todas las cosas, la necesidad de que los partidos populares tuvieran una estrategia común para enfrentar al privilegio. Estamos hablando de un militante radical de la Unión Cívica Radical que, a veces, nos pone en el otro costado, pero se trabajaba en ese sentido.
Karakachoff generó y trabajó para formar un periódico que se denominó “En Lucha” para que tengan en claro que trabajaba del lado del pueblo.
Karakachoff siempre trató de defender a los más débiles, tanto para garantizar los derechos sindicales como para los derechos elementales de la gente que vivía en La Plata y sus alrededores.
Uno de los fundamentos y columnas más fuertes que tuvo Karakachoff fueron su oratoria, su convencimiento y su pensamiento, con los que trató de comunicar a muchos de los correligionarios, amigos, vecinos y políticos de otras fuerzas políticas de la ciudad de La Plata, la necesidad de defender la Justicia, la necesidad de defender la libertad y, por sobre todas las cosas, los derechos humanos. De esta manera, estaba condenando claramente lo que era la violencia y haciendo un llamado nuevamente a las fuerzas populares para lograr políticas de consensos para las grandes mayorías.
Esta postura política le significó a Karacachoff que le costara la vida: apareció allá, por la Ruta 36, junto a su amigo y socio de estudio, Domingo Teruggi, un dirigente socialista, con el que trabajaron fuertemente por el tema perseguidos políticos, por los detenidos desaparecidos y esa fue la lucha que marcó para que Sergio Karakachoff, por lo menos dentro de lo que significa el ámbito político de La Plata y, específicamente, el ámbito político de la Unión Cívica Radical, sea un tipo recordado como un muy buen militante. Tal es así que pagó con su vida.
Cuando en otro momento, tal vez, muchos de los que vivían en La Plata y muchos de los que estudiaban allí, por cuestiones que uno no sabe, tuvieron que exiliarse en el exterior y capaz que exiliarse en el ámbito interno.
Hoy, nuevamente, yo me siento orgulloso que, después de 8 años, la Unión Cívica Radical tenga una voz acá adentro y se homenajee a Karakachoff como un militante; un militante popular, como un militante al servicio del pueblo.
Simplemente, hago este recordatorio, señor Presidente, dejando la reflexión de que se puede ser político: sí que se puede ser político, uno puede estar convencido de ser político y destacarse a veces -como hacen algunos- manejando criaturas humanas.
Pero, hacer historia, señor Presidente, es realizar la política con dignidad, con verdad, con fe y con convicción.
Muchas gracias.
(APLAUSOS)

sábado, 4 de diciembre de 2010

MODELO 2010 DE DEMOCRACIA

Es imposible construir una nación con el 50% de los trabajadores desempleados, subempleados o no registrados. No hay un país con futuro si 4 de cada 10 niños viven en la pobreza. La nación es una construcción colectiva con fundamentos en un pasado común y expectativas en un futuro conjunto: no se puede construir en un marco de disgregación y exclusión.

Por Ernesto Sanz

El 30 de octubre de 1983 comenzamos a escribir el período más largo de democracia continuada en la Argentina. Cambios de gobierno, tempestades económicas, divergencias políticas y retos a la frágil democracia de los 80 no pudieron quebrar una decisión tomada por el pueblo: los argentinos elegimos en las urnas y entre todos . No fue solamente la conquista de la democracia formal lo que los argentinos ratificamos esa histórica jornada: la opción entre quien pedía justicia ante quien convalidaba el olvido también fue una definición popular sostenida durante treinta años.
Aun cuando en incipiente proceso democrático hubo decisiones a menudo contradictorias, la memoria, la justicia y la verdad se mantuvieron altas por vocación popular.
Seguramente, las principales preocupaciones que cualquier ciudadano expresó ese domingo de 1983 están cumplidas.
De las inquietudes del presidente electo en 1983 quedan muchas por resolver: la transformación socioeconómica que sólo posibilita el desarrollo sigue siendo una materia pendiente. Hoy hay que apostar a un modelo que vincule un Estado promotor, empresarios socialmente responsables y trabajadores incluidos en un modelo solidario. La inclusión social, que ya en los 80 era una demanda social extendida, hoy es ineludible.
Es imposible construir una nación con el 50% de los trabajadores desempleados, subempleados o no registrados. No hay un país con futuro si 4 de cada 10 niños viven en la pobreza. La nación es una construcción colectiva con fundamentos en un pasado común y expectativas en un futuro conjunto: no se puede construir en un marco de disgregación y exclusión.
En 1983 la elección fue republicana, bajo la opción “vida y paz”. Hoy, 27 años después, la atención al desarrollo y la inclusión se vuelve urgente. Cuando algunos se animan a cuestionar desde los gestos y las acciones la opción por la vida y la paz, la dirigencia política de una sociedad que quiere volver a ser nación debe doblar la apuesta:“Argentina en vida y en paz; en busca de solidaridad y desarrollo, con inclusión social”.

viernes, 3 de diciembre de 2010

UN CONSENSO PARA EL DESARROLLO

Es necesario el fortalecimiento del sistema de partidos políticos y de la UCRen especial. Solo así se podrán alcanzar los consensos necesarios entre las fuerzas políticas democráticas y populares que garanticen el desarrollo nacional.

Por Federico Storani.


La Argentina tiene una gran oportunidad para consolidar las bases de una política de desarrollo sustentable. Esto es así, porque felizmente se sigue presentando una coyuntura internacional económica claramente favorable para nuestro país.

El mundo demanda alimentos y lo seguirá haciendo por mucho tiempo, sobre todo aquellas naciones que crecen vigorosamente como China y la India. En el caso argentino nos vemos claramente favorecidos además por el sostenido crecimiento de Brasil que funciona como una locomotora traccionando a toda la región. Los commodities siguen con altos precios y las tasas de interés permanecen bajas debido a los ingentes esfuerzos que realiza el presidente Obama por superar la recesión que afecta a los Estados Unidos y al resto de los países centrales. Es por esto que sostenemos que no se avizoran para la Argentina desde el punto de vista macroeconómico inconvenientes serios.

También el mercado de bonos nacionales, nominados en dólares o en pesos, ajustados por CER o al PBI, a una tasa de referencia como Libor o Badlar, tasa fija o variable, entre otras, o en las variantes que fueran, dejan atrás las nefastas proyecciones que se preveían para el 2009. Los inversores mantienen sus ofertas en el mercado de bonos, con tasas de retorno a niveles del 2002, hoy retornan los máximos del 2007, la bolsa ha vivido una variación positiva del 80% desde finales del 2008, comparado con otros mercados internacionales la argentina ha experimentado un gran repunte.

Parte de ese repunte puede tener un origen especulativo pero también existe una perspectiva muy positiva para los tiempos venideros. Capitales externos y genuinos retornan a los mercados de capitales, y esto impacta directamente en las tasas de interés y en el desaceleramiento del dólar.

La coyuntura económica para la Argentina es favorable, el marco internacional nos ofrece una nueva oportunidad para el desarrollo, también hay que considerar la caída del riesgo país y los excelentes precios internacionales para nuestros commodities. En éste sentido la perspectiva de que ésta sea una tendencia a largo plazo, debería ser aprovechada para que las empresas representativas contribuyan al sector impulsando a las PYMES. Si se consiguiera también ese objetivo se lograría un empuje que aportaría decididamente al crecimiento del conjunto. La política económica oficial debería hacer su aporte por medio de la disminución en la tasa de interés. Ésta es la hora para dar lugar al desarrollo de proyectos de inversión que incentiven al sector y, por supuesto, sostenerlas con Políticas de Estado acordes a la situación.

El problema, nuestra principal dificultad, sigue siendo política. La falta de madurez de la dirigencia política argentina es alarmante. Parecemos detenidos en reyertas similares a los culebrones televisivos y sumidos en la feria de vanidades individuales que tanto daño nos han hecho.

Es imprescindible cambiar el eje del debate, salir de la discusión personalista y pensar estrategias a mediano y largo plazo que permitan aprovechar la coyuntura anteriormente descripta.

Hay otro mito que es necesario derribar, el impulso de estas ideas, de éste esbozo que debe servir como el puntapié inicial del debate, no responden a una genialidad ni a un estudio aportado por algún premio Nobel de Economía ni al trabajo de un grupo de gurúes dueños de un saber hermético o milenario. Estas ideas, que deben ser armonizadas en el marco de un programa completo de gobierno, necesitan de un armado político que pueda sostenerlas por encima de la presión del mercado, de los intereses de los mas poderosos o de las políticas populistas a las que a veces somos tan afectos en la Argentina al entenderlas como un atajo hacia el futuro. Y hablamos del populismo argentino porque lamentablemente el populismo parece ser una rémora del pasado que en Latinoamérica solo se sufre en la Argentina.

Es por eso que no estamos buscando genios ni adivinos. Estamos tratando de consensuar las no más de cinco o seis Políticas de Estado que puedan ser objeto de coincidencias entre las fuerzas políticas mayoritarias y entonces sí, se logrará el objetivo. Esto no tiene nada que ver con pactos o acuerdos electorales, pero sí con la necesidad de que las principales fuerzas políticas, esto es Radicalismo liderando un espacio socialdemócrata moderno y el peronismo en sus diferentes variantes, acuerden sobre las políticas de estado.

Sobre esto me he estado refiriendo públicamente en los últimos días, que no es otra cosa que las ideas compartidas con Raúl Alfonsín y repetidas hasta el cansancio. Cualquiera otra interpretación es malintencionada y no responde al pensamiento que siempre nos ha identificado.

En la madurez de nuestra dirigencia, que hoy no parece estar a la altura de las circunstancias, está el porvenir de la Argentina sin necesidad de imitar ejemplos internacionales lejanos, basta con observar lo que acontece en Brasil, Chile o Uruguay.

Y el consenso sobre esas políticas de Estado requiere estudio esfuerzo y compromiso. Nadie va a negarse a firmar una declaración que impulse el federalismo, la educación, la salud, el combate a la pobreza y el modelo productivo. Pero existe el riesgo de que sin representatividad y sin legitimidad social, que son las únicas garantías para impulsar un gran acuerdo, se coincida en vaguedades o en buenos augurios imposibles de aplicar.

Si la Argentina se decidiera de una buena vez por atar su destino al del resto de los países del MERCOSUR, para vivir un despegue similar al que ellos están viviendo a través de una etapa floreciente de sus economías, debería realizar una poderosa inversión, con fondos estatales y también privados, en energía. Es imprescindible debatir sobre una nueva matriz energética y sobre como financiarla para sostener el incipiente crecimiento que debería provocar aquella coyuntura internacional favorable de la que hablábamos.

Hay allí dos Políticas de Estado claves para reimpulsar y para redefinir: MERCOSUR y matriz energética.

Un País serio que trabaja en la búsqueda del desarrollo debe también mejorar la equidad del sistema impositivo, entre otras cosas peleando contra toda forma de evasión; y democratizar, de una buena vez, las instituciones sindicales.

Hace pocos días la Fundación Alem y el Comité Nacional de la UCR han planteado como un objetivo estratégico para los años venideros el desarrollo sostenible e integral de los territorios rurales como objetivo general. Como objetivos específicos, fija, entre otros, los siguientes lineamientos: El incremento de la producción de granos, leche y carne en un 50 por ciento; el incremento de la producción y la productividad de los productos estratégicos de las economías regionales; el aumento de las exportaciones de productos elaborados; el fortalecimiento de los productores capitalizados; el fortalecimiento de los pequeños y medianos productores y la agricultura familiar; el ataque a la pobreza rural; la alimentación de los sectores indigentes y pobres de la sociedad; la desconurbanización como estrategia central en el diseño y ejecución de políticas públicas.

La propuesta incluye, como medios, políticas para disminuir las incertidumbres climáticas, y también la incertidumbre que provoca el mercado y las de orden macroeconómico; propone un programa federal para las producciones no pampeanas; el ordenamiento territorial; pautas para nuevas leyes de arrendamientos, suelos, de semillas, de carnes y un marco legal para la cuota Hilton.

También plantea la reforma del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), del Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI) y del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa); la eliminación gradual de las retenciones y su reemplazo por el impuesto a las ganancias y al patrimonio (y segmentación mientras se mantengan parcialmente vigentes); organismos específicos para la promoción, control y arbitraje en la comercialización; fondos específicos anticíclicos; subsidio a la demanda de alimentos para los sectores más postergados.

Es esta otra Política de Estado fundamental.

Está claro que ése debate, esas ideas, proponen una discusión mucho mas racional que plantearle la guerra a los chacareros como se hizo durante todo 2008 luego de que el gobierno de los Kirchner hiciera política punteril gracias al boom sojero de todos estos años.

No hay dudas que en el periodo 2002/2007 la Argentina experimentó un crecimiento económico muy importante pero al mismo tiempo se ha deteriorado gravemente la calidad de vida, la expectativa de alcanzar el desarrollo humano.

Existen algunos ejemplos que dan cuenta sobre la manera en que no se aprovechó la coyuntura internacional para impulsar el desarrollo ni tampoco para alcanzar un mejor standard de vida. Porque el colapso de la infraestructura degrada la calidad de vida ante la ausencia o la deserción del estado.

No es intención abrumar con números o estadísticas pero en los últimos años es asombroso el crecimiento del drama que significa la inseguridad vial, que ha convertido a la Argentina en una de las naciones que ostenta el triste récord de 26,2 muertos cada 100 mil habitantes; sólo superado por Méjico cuya tasa de mortalidad es de 28,9 cada 100 mil habitantes.

Por supuesto, que las causas son múltiples pero como si se tratara de una macabra metáfora todas se conjugan en la Argentina: desde la falta de educación, nuestro tradicional desapego a las normas, pero especialmente la falta de infraestructura, el colapso de las rutas y las malas decisiones políticas en inversiones vinculadas al transporte.

Los informes difundidos por las ONG`s vinculadas a estas cuestiones arrojan saldos cada vez mas luctuosos año tras año. Una verdadera epidemia.

Mucho se ha hablado sobre esto y poco se ha hecho, incluidos los debates parlamentarios para modificar la legislación. El artículo 9 de la Ley Nº 24.449 de tránsito y seguridad vial, sancionada en 1994, dispone incluir la educación vial en la enseñanza preescolar, primaria y secundaria, pero se ha tardado años, décadas en implementarlo.

Otro ejemplo lo constituye la famosa “panamericana”, que atraviesa dos ferrocarriles de alta frecuencia, el Belgrano y el Mitre, con un caudal de 700 mil vehículos por día. En 54 años de operación de esta autopista no hubo ningún accidente porque ambos cruces están a distinto nivel. Parece elemental. Pero lo cierto es que los pasos en ciudades contabilizan 300 muertos por año. A esto hay que agregar el pésimo estado en que se encuentran las rutas y caminos, a pesar de que en la mayoría de ellas se cobran costosos peajes. La pregunta obvia es ¿por qué no se utilizan los peajes para los controles elementales?

Miguel Ángel Salvia, presidente de la Asociación Argentina de Carreteras señalaba hace unos años: “Para afrontar el crecimiento previsto de la economía y el incremento del tránsito, tanto de transporte de pasajeros como de carga, se necesita, para la próxima década, un shock de inversión de no menos de 100.000 millones de pesos en caminos, rutas y autopistas, tanto en la red vial nacional, como provincial”.

La Argentina tiene, con relación a su extensión territorial la mitad de caminos que Brasil y casi la cuarta parte de los que tiene España. Pero si se lo compara con uno de los países más desarrollados del mundo, el salto es abismal; Bélgica tiene 55 veces más caminos que Argentina. Por eso suena tan faraónico hablar del proyecto del tren bala, que en estos días, nuestra presidente negociará con Francia mientras que la imprescindible reactivación del ferrocarril Belgrano Cargas, por ejemplo es clave para la integración económica, ya que atraviesa 11 provincias y es el medio más económico para transportar la producción desde y hacia las provincias del noroeste, que pagan fletes muy costosos. Este proyecto es mucho más económico que el anunciado tren bala.

Hay allí claramente otra política de Estado que no podrá llevarse adelante con éste gobierno que tiene como responsable del área a un funcionario que exhibe un inexplicable crecimiento patrimonial, un desconocimiento supino sobre el área y una soberbia infinita, un funcionario que debería estar detenido. Hablo de Ricardo Jaime.

El de la salud tampoco puede ser un enunciado vacío. Porque a pesar del crecimiento económico detallado, las condiciones de salud física y psicológica de la población adulta han desmejorado severamente en los últimos años. Entre la población citada las mujeres, presentan una mayor propensión a padecer afecciones de distinto orden. Buen dato para la presidente que tanto reivindica la cuestión de género.

Más grave aun es la situación si observamos el análisis segmentado por sectores sociales, sobre todo teniendo en cuenta el tinte populista del gobierno. Así, cuatro de cada diez adultos sin estudios primarios completos presenta una situación de riesgo de malestar físico y psicológico, en tanto que tres de cada diez entrevistados con estudios primarios completos, exhiben esa situación. El 41% de los adultos que no tiene el primario completo está en riesgo de sufrir malestares físicos y mentales. Todo un dato, para quienes dicen defender a los más desprotegidos.

La Argentina se caracterizó, durante mucho tiempo, por tener una infraestructura social superior a la del resto de los países de América latina, esto es básicamente: educación, salud y vivienda. Lamentablemente, esto hace tiempo que terminó. La equidad social que queda demostrada a partir del equilibrio y de los buenos indicadores en estos temas de los que hablamos, se ha esfumado dando lugar a que quienes tienen mayor nivel de ingresos sean los que estén en condiciones de preservar mejor su salud y de acceder a superiores niveles de educación.

En la actualidad, la atención de la salud, ofrece estos datos: un 37,2% de personas dependen exclusivamente del sector público, mientras que el 55,7% pertenecen a obras sociales y el 9,7% son abonados de prepagas. Existe un franco retroceso del hospital público, que en muchos casos ha sido prácticamente abandonado, en muchos casos desmantelados, con un alto porcentaje de trabajadores en negro que no pueden acceder a una obra social y con salarios mas que magros, lo que provoca la fuga de muchos profesionales hacia los sistemas privados. Por éste camino es evidente la profundización de la inequidad.

Resultan bochornosos el presupuesto para educación y los salarios docentes, como también es bochornoso que se realice un pago “extra” para las fiestas a la clase pasiva pero se les niegue el pago del 82 % móvil como indica la ley y como está demostrado que el ANSES puede hacer. Son todos datos que se desprenden del discurso de la presidente de la mañana del día 1º de diciembre de 2010.

Lo peor es que todo esto ocurre mientras se reivindica el rol del estado, cuando en realidad se lo condena a transformarse en un “estado bobo” como el que tenía vigencia en la etapa del neoliberalismo a ultranza del gobierno de Menem, también justicialista.

La deserción estatal, es decir lisa y llanamente la falta de regulación y contralor por parte de las autoridades, se produce en aquellas actividades donde el gobierno lo permite para favorecer el capitalismo de amigos y los negocios conjuntos, como así también por falta de eficiencia en la gestión.

La inseguridad en la Argentina es una tragedia cotidiana, es casi de carácter endémico, no se manifiesta sólo temporalmente coincidiendo sus picos más altos con etapas de depresión económica. Tampoco se focaliza sólo en los grandes centros urbanos, azotados por la marginalidad y la pobreza. Se ha extendido a todo el territorio nacional abarcando incluso, zonas rurales que tiempo atrás, apenas la percibían.

El delito cabalga sobre la impunidad y en este punto la falta de capacidad en la gestión ha sido mayúscula. El locuaz y dicharachero ex Ministro del Interior y ahora de Justicia, nunca convocó al Consejo de Seguridad Interior en lo que va de la gestión K, a pesar que es el medio más idóneo y cercano que tiene para diagramar políticas públicas que permitan afrontar la lucha contra el delito.

Así, el delito se manifiesta con el ingenio suficiente para recrearse una y otra vez. Además de la pérdida de calidad de la educación, de la falta de contención familiar, de la proliferación en la utilización de drogas, del narcotráfico, se le agrega la ineficiencia en la acción del estado.

La deserción del estado en este punto es especialmente grave. Hemos visto como vecinos, en zonas rurales, se arman para protegerse, como ocurrió hace algún tiempo atrás en Tres Arroyos. También se advierte una suerte de proliferación de las agencias de seguridad privada, que sólo en la temporada estival tuvieron un incremento del 30% en la demanda de sus servicios, sustituyendo en la práctica una función estatal indelegable.

No hay dudas que la falta de seguridad es una de las sombras más marcadas de la actual administración y lo que es peor, no parece existir ningún plan para combatirla, ni tampoco se consulta al resto de las fuerzas políticas ni se abren canales de participación social para encarar este flagelo.

Es por todo esto que debemos ponernos en marcha de una buena vez.

Hasta hace un tiempo solíamos describir un escenario político en el que se vislumbraban tres grandes espacios hacia la elección de 2011.

El del kirchnerismo, que hemos definido en innumerables oportunidades y también en esta reseña, ha recuperado oxígeno a partir de la corriente de solidaridad que ha despertado sobre la figura de la presidente la reciente desaparición del ex-presidente Néstor Kirchner, referente real del espacio político que gobierna. Más allá de todo lo que significa su ausencia, fue llamativo como el elenco gubernamental aprovechó la ausencia de Néstor Kirchner, por ejemplo, para volver a negociar con los organismos de crédito y recuperar espacios y confianza en la banca internacional, como si la presencia del ex-presidente hubiera sido un impedimento en sí misma, tal cual escuchamos en las últimas horas.

Como fuere y mientras el empresario-sindicalista-paramilitar-camionero Hugo Moyano mantenga silencio y redefina su estrategia, el gobierno habrá recuperado algo de consideración en la opinión pública y un poco de espacio político.

El otro segmento, el del peronismo federal, se debilita cada vez más. Todas las semanas alguno de los gobernadores fundacionales del espacio decide desertar, si la apuesta del sector está esperanzada en la figura del jefe de gobierno porteño las chances son mínimas. Todos los días Macri desacierta con alguna nueva medida de gobierno, el marketing no alcanza para el manejo cotidiano de los asuntos del Estado y no todas las semanas podrá estar presente en las tapas de las revistas de actualidad con una nueva boda o con un nuevo evento social.

Y con respecto a la UCR y el espacio político que nos hemos propuesto reconstruir, está claro que necesitamos una reorientación. Nuestra fuerza era mejor antes de las elecciones del año pasado porque fue un error haber generado la expectativa de cogobernar.

No se puede volver a incurrir en el error de depender de algunas voluntades que no se van a conseguir nunca, sobre todo en el Senado Nacional, donde en mas de una oportunidad una errática conducción corría detrás de Carlos Menem, sí de Carlos Menem, para ver si el riojano responsable del desastre se iba a sentar en su banca o no para votar junto a la oposición. Si hay un radicalismo exitoso nadie podría creer que éste pueda ser encarnado por Gerardo Morales o por Ángel Rozas…

El kirchnerismo necesita que no se consolide una fuerza nacional, arraigada, con tradición y con la suficiente estructura para potenciar un proyecto político alternativo. El kirchnerismo, aun sin la presencia de su líder natural, necesita destruir al Radicalismo para lograr su objetivo de alternar rivales o adversarios como oponentes según su conveniencia momentánea. Esto le permitiría consolidar el verdadero proyecto estratégico de partido hegemónico dominante, con una oposición a su medida, que guarde la forma de una democracia formal pero que garantice que no habrá cambio en el poder.

El verdadero proyecto estratégico de los K es el de consolidar un poder económico que se exprese políticamente como hegemónico si se permite aquella premisa básica marxista: la estructura económica condiciona la superestructura política.

Por eso entendemos como muy saludable la reciente postulación del presidente del Comité Nacional como un presidenciable mas con que cuenta la UCR. Y entendemos que es muy importante porque el conjunto de los radicales está expresado de éste modo. Ernesto Sanz cuenta con todos los pergaminos. Es un “hombre de la resistencia” como se suele decir en la actualidad y ha realizado todo el escalafón, militando desde siempre en su San Rafael natal y también en su provincia. Y cuando debió asumir su banca en el Senado Nacional supo ser un legítimo representante de los intereses de su provincia y también de los intereses regionales manejándose con ductilidad en el Senado Nacional. Los que recuerdan la noche del célebre debate sobre la resolución 125 del ministro Martín Lousteau también recordarán la astucia con la que forjó ese escenario.

Por eso ahora sí estamos ante una posibilidad muy importante. Hay un mandato de la Convención Nacional que es el de reconstruir el partido, todos estamos con testez de esa situación. La posibilidad de la candidatura de Ernesto Sanz, que celebramos y avalamos, viene a llenar un espacio en el que se sentirán representados muchísimos radicales que hasta el momento no habían encontrado su opción. Y así, quien surja de la elección interna, tanto si el Poder Ejecutivo se digna a reglamentar la ley de internas abiertas o no, saldrá muy fortalecido. Será el próximo presidente de los argentinos.

Por eso hoy debemos continuar por el camino trazado, la primera y principal posta es la del fortalecimiento de la UCR con la convocatoria a cuadros, militantes y amigos para la conformación de equipos y grupos de trabajo y estudio. También es imprescindible la profundización de los acuerdos con los partidos y sectores afines que integran el ACyS, quienes decidieron bajarse, allá ellos, nunca se les cerró ninguna puerta ni se les negó ninguna posibilidad de debate, pero vamos a reforzar la estructura con la que vamos a gobernar.

Son desafíos enormes: consolidar la democracia, derruir el mito de que solo el populismo de origen justicialista puede gobernar, impulsar el desarrollo, alcanzar la felicidad de nuestro pueblo.

Son desafíos enormes. Son aquellos por los que abrazamos la militancia política y nos sumamos a la Unión Cívica Radical hace más de 40 años.

UN PARTIDO, UN PROGRAMA

"...Hoy gracias a ese esfuerzo inteligente dejamos el escenario de tres o cuatro "radicalismos" que circulaba en el imaginario colectivo. Hoy nadie duda entre los argentinos. Hay un solo partido cobijado bajo una sola sigla..."

Por Leopoldo Moreau.


Muchos creen--y con algo de razon--que el radicalismo esta en un proceso de recuperación. Es bueno,a pocos dias de cerrarse la decada recordar donde estabamos hace diez años y donde estamos ahora. A fines del 2001 la desaparicion del partido era una hipotesis que no solo contaba con adeptos--dentro y fuera de la UCR--sino que se apoyaba en datos objetivos de la realidad.
Pienso que el primer paso --encabezado por Raul Alfonsin y algunos de nosotros--que se dio en el camino de no abandonar el escenario politico fue tener un papel activo en poner de pie,desde el parlamento,un gobierno detransición que tuviera la capacidad de reconstruir los fundamentos basicos del funcionamiento de la economia y del sistema politico-insititucional.
En esos dias aciagos se llego a sostener que la argentina debía gobernarse a traves de una administracion internacional y estuvimos al borde de desembocar en la dolarización de la economía, es decir, en la desaparicion definitiva del estado, de la soberania y de la política. Y sin esos elementos no hay radicalismo.Asi es que maltrechos, débiles y con responsabilidades cargadas en una pesada mochila pusimos las primeras piedras de la reconstrucción. Hubo que afrontar egoísmos, denuncias de pactismo y mezquindades que en momentos de crisis son la linea divisoria entre los mediocres y los politicos de raza y coraje. Mas adelante se presento un dilema igualmente importante para lo que iba a ser el futuro del radicalismo:concurrir o no a las elecciones presidenciales del 2003 y si se decidia partiicipar hacerlo apoyando candidaturas externas a la estructura partidaria como las de Lopez Murphy o Carrio o con candidatos propios.
El debate fue fuerte, las deserciones muchas y las confusiones muchas mas pero finalmente--y mas alla del resultado electoral--esa sigla que hoy atrae a tantos no se vendio ni se alquilo,manteniendo su valor histórico.
Pero la tarea de la reconstruccion continuo transitando por un camino arduo,dificil y a veces tortuoso.
El paso siguiente--el mas reciente de los que dimos--fue concretar la reunificacion del partido. Sin esa articulación, a la que muchos nos volcamos, dejando atras agravios no habia ninguna posibilidad de recuperar la visibilidad del partido.
Hoy gracias a ese esfuerzo inteligente dejamos el escenario de tres o cuatro "radicalismos" que circulaba en el imaginario colectivo. Hoy nadie duda entre los argentinos. Hay un solo partido cobijado bajo una sola sigla. Y pensar que hay algunos papanatas que dicen que nosotros achicamos el partido. Es al revés: fuimos--como la mayoria de los radicales-- las victimas del abandono de los principios y la ideologia partidaria que por supuesto nos llevo al borde de un colapso definitivo del que nos hicimos cargo con conviccion y con inclaudicable vocacion de servicio. Ahora bien: ¿ se llego al final del camino ? .Para nada. Queda por delante la tarea de resignificar al radicalismo y esto solo es posible desde el debate y la discusion--no de las candidaturas--sino de la politica ,que nos permita desembarcar en un proyecto de pais sostenido en nuestros valores democráticos, inclusivos y nacionales. Hay que decirlo: desde hace una decada ese debate esta postergado o clausurado. No se reunen los plenarios del Comite Nacional; las Convenciones Nacionales se transformaron en puestas en escena mediáticas. El resultado esta a la vista: contradicciones en el accionar parlamentario, desorientacion frente a las iniciativas del oficialismo y seguidismo de las estrategias de grupos concentrados que pretenden que asumamos como propios sus intereses y sus contradicciones con el poder. En estos dias estas falencias se estan exhibiendo brutalmente. No se ha podido siquiera consensuar un fixture elemental de trabajo partidario: el mismo dia de la discusion del presupuesto nacional se dispuso un traumatico cambio de las autoridades del bloque de diputados. Se decidio que el mismo dia que se va reunir la Convencion Nacional del partido se haga la proclamacion de una de las precandidaturas presidenciales. Pareciera que impera mas un hiperactivismo angurriento que la racionalidad integradora. Por ultimo, se ha llegado a la intolerancia mesianica de descalificar por los medios comunicacion las pretensiones de posicionar candidaturas que no coinciden con las que sostiene un sector. Así, no seguiremos por un camino ascendente. Todo lo contrario, viviremos la euforia de un crecimiento que solo estara en nuestra imaginacion e instalado en nuestro propio microclima. Estamos a tiempo: el 3 en la Convencion Nacional sentemos a todos los radicales y cara a cara discutamos programas y estrategias.

MODERNIZACIÓN. ESTADO Y DESARROLLO

En nuestro país el estado es el principal instrumento para una estrategia de desarrollo y de distribución de la riqueza, de ahí la importancia de las políticas publicas en crear condiciones para el mismo y de lo esencial de una gerencia publica eficiente, de calidad y comprometida para diseñar e implementar políticas publicas.
Por Mario Helfenstein.

El estado es el principal articulador de las relaciones sociales y su capacidad de intervenir y penetrar en la sociedad esta asociada a las instituciones publicas que crea y al aparato burocrático que desarrolla. El aparato burocrático requiere de un poder legitimado para ejercer su dominio y de instrumentos de gestión cuya significación es la de transformar objetivos en resultados. Los objetivos son definidos a través de la agenda que se va configurando en cada momento histórico por la relación entre estado y sociedad e instrumentado por los proyectos políticos en marcha.
El rol del estado es una cuestión esencial para definir una estrategia de desarrollo de un país y el tipo o modelo de gestión publica es fundamental para manejar la maquinaria estatal, de ahí la importancia para entender como es la relación entre el rol del estado y la gestión publica y como esta va cambiando de acuerdo a los problemas, demandas y la correlación de fuerzas sociales y al modelo de gestión publica producto del paradigma vigente, de las relaciones de poder dentro del aparato burocrático del estado y de la evolución de los procesos políticos.
Luego del fracaso de la experiencia neoliberal de los 90, comienza tanto en Argentina como en el resto de Latinoamérica, un movimiento en el sentido de revalorizar el rol del estado. En nuestro país, el punto de inflexión lo da la crisis del 2001. A partir de ese momento, la predica por una mayor presencia estatal y un estado mas fuerte fue ganando espacio. Por el lado de los modelos de gestión publica, no se produce una ruptura similar a la producida en la concepción sobre el rol del estado. Si no que, por el contrario, se da mas bien una situación de continuidad en cuanto a las ideas y las políticas que se proponen. Desde finales de los 90 se venían desarrollando propuestas acerca de cómo gestionar la publico que fueron difundidas y promovidas por los círculos académicos del CLAD (Centro Latinoamericano de administración para el desarrollo) con el apoyo de los gobiernos de la región. Estas ideas configuraron lo que se llamo la corriente de la nueva gerencia publica en Latinoamérica que apuntaban básicamente a modernizar el funcionamiento del aparato estatal, partiendo de una visión critica de las políticas neoliberales y de la necesidad de un estado mas fuerte.
Después del 2001, pero antes también, las políticas de modernización del estado tomaron como principal punto de referencia el ideario propuesto por la nueva gerencia publica. En tal sentido se fue afianzando la idea de mejorar el funcionamiento del estado, de modernizarlo, de incorporar nuevas practicas de gestión.
En la actualidad no puede pensarse en un rol del estado más activo sino se cuenta con un aparato estatal efectivo, con capacidades organizacionales para cumplir los objetivos de política, de dotar a las instituciones publicas de herramientas modernas de planificación estratégica dentro del paradigma de la gestión por resultados, el desarrollo de una gerencia publica de calidad y con conciencia nacional.
En nuestro país el estado es el principal instrumento para una estrategia de desarrollo y de distribución de la riqueza, de ahí la importancia de las políticas publicas en crear condiciones para el mismo y de lo esencial de una gerencia publica eficiente, de calidad y comprometida para diseñar e implementar políticas publicas.
A pesar de su importancia, las políticas de modernización del estado no han conseguido en los últimos años ocupar un lugar mas destacado en la agenda publica. Por lo tanto han quedado relegadas con respecto a otros temas, ya sea porque no se las considera un tema urgente y porque los gobiernos no le han dado mayor relevancia a la cuestión.
Sin embargo, en la Administración Publica Nacional, se fueron incorporando los enfoques e ideas propuestos por el nuevo paradigma gerencial, particularmente los relacionados al desempeño y la productividad estatal, pero en general, las políticas que se impulsaron han quedado circunscriptas al diseño de los programas y al ámbito de los discursos y poco se ha avanzado en la implementación de los programas y de las nuevas practicas .
La incorporación de las nuevas herramientas de gestión a las practicas tienen un efecto positivo en la gestión publica. El nuevo paradigma gerencial ofrece un enfoque y un abanico de instrumentos que adecuadamente implementados tienden a mejorar sustancialmente la gestión publica, como lo viene demostrando su desarrollo en otras instituciones estatales (gobiernos municipales, universidades, organismos estatales autónomos, etc)
El planeamiento estratégico, la responsabilizacion de los gerentes basado en los resultados de la gestión, el enfoque de la calidad son efectivos para mejorar el desempeño y la productividad estatal. Estos enfoques e instrumentos, al ayudar a fortalecer la gestión publica, también contribuyen a aumentar la valoración que la sociedad hace del funcionamiento del estado y por lo tanto a fortalecer su rol en el espacio social.
No obstante, cabe aclarar que los instrumentos, al estar dotados de atributos técnicos, tienen un carácter mas bien neutro, y su utilización esta determinada por las políticas y el proyecto político al que están subordinados.
Mas allá de la contribución que los enfoques e instrumentos de gestión hacen al fortalecimiento del estado, es en el ámbito de las relaciones entre la sociedad y el estado donde se define su rol, y el carácter de su intervención emerge de decisiones políticas adoptadas por el gobierno o proyecto político vigente
Las políticas de modernización estatal se han convertido en un cuestión central en el debate acerca del rol del estado y forman parte de la agenda de los temas principales de una estrategia de desarrollo y de distribución de la riqueza.