El discurso que anoche pronunció Ernesto Sanz estuvo repleto de ideas y conceptos. Fue casi una plataforma de gobierno. Eso no le impidió castigar muy duro a la presidenta Cristina Fernández y a Hugo Moyano a quienes considera sus principales rivales y de diferenciarse claramente de Ricardo Alfonsín su adversario interno.
Por Alfredo Leuco
Sobre la jefa de estado fue respetuoso pero contundente: “Este gobierno ya no da para mas. Ha llegado el momento de que el pueblo argentino, con toda serenidad, pero con firmeza diga en las urnas: gracias y adiós señora Kirchner.
”Pero eso no fue todo. Acusó al kirchnerismo de haber financiado su campaña electoral con dinero sucio y remató : “ su gobierno, señora Presidente no tiene autoridad moral para hablar de seguridad”.
Muchos de los que tienen su corazoncito radical se preguntan como va a hacer ese partido si gana las elecciones para no dejarse atropellar por el sindicalismo. En sus pesadillas ven a Hugo Moyano y se acuerdan de Saúl Ubaldini y los 14 paros nacionales contra Raúl Alfonsín. Sanz viene prometiendo crear una CONADEP de la corrupción que investigue a los funcionarios que se enriquecieron ilícitamente y a los sindicalistas millonarios.
Dice que habrá juicio, castigo y condena para ellos: “Me importan mas los derechos de los trabajadores que los intereses de los dirigentes”. Dijo que será sensible con los más débiles pero será firme en la aplicación de la ley para garantizar un orden democrático. Y volvió a criticar a Cristina donde mas le duele: “este gobierno cumple la ley si le conviene, es indulgente con sus amigos e intolerante con sus enemigos.
”Cada vez que terminaba con una propuesta, como un latiguillo el senador mendocino decía: “Yo lo voy a hacer, ellos ni lo han hecho ni lo harán”. Como en el judo y para convertir una debilidad en fortaleza, el acto, comenzó con el candidato diciendo: “Buenas tardes, soy Ernesto Sanz y quiero ser presidente de la República”.
Levantó la mayor ovación de la noche cuando se refirió a la justicia social y la redistribución de la riqueza. Y lo hizo con datos duros. “Durante el kirchnerismo el gasto público se multiplicó 6 veces. ¿La gente vive 6 veces mejor en Argentina? , se preguntó. Los únicos que multiplicaron por 6 sus ganancias fueron los amigos del poder”.
En todos los gestos, con respeto, sin chicanas pero con palabras filosas, aparecieron las diferencias que Sanz quiere marcar con Ricardo Alfonsín. “Yo solo me llamo Sanz. Tengo un pasado pero no me alimento de él. Yrigoyen, Perón, Alfonsín y Kirchner ya no están. Recordarlos y respetarlos es una actitud inteligente, pero pedirles que nos señalen el camino del futuro es demasiado. Yo no voy a pedir el voto de la nostalgia, sino el de la esperanza.”En el escenario lo acompañaron concejales e intendentes de todo el país menores de 45 años.
El mensaje que se quiso transmitir fue clarito: hay un nuevo radicalismo que sabe gobernar. Ernesto Sanz es abogado y fue docente, tiene 55 años y ya fue presidente de su partido, jefe del bloque de senadores nacionales, miembro del Consejo de la Magistratura e intendente de San Rafael, su lugar en el mundo. El cierre fue vibrante y casi a los gritos, como arengando para construir una Argentina “mas fuerte, mas libre y mas igualitaria. Lo queremos hacer, lo sabemos hacer, lo vamos a hacer”. Al final se abrazó con la Cristina que ama, su esposa y con sus dos hijos.
Hasta ahora el radicalismo tiene dos candidatos distintos. Ricardo Alfonsín más caudillo y gran orador de barricada se propone como un líder y Ernesto Sanz, más cerca del pensamiento que de la emoción, menos carismático pero mas ejecutivo se propone como estadista. Anoche la vida política de Ernesto Sanz pegó un salto cualitativo. Es imposible saber si va a ser presidente de la Nación en octubre o más adelante o nunca. Pero empezó a soñar en grande. Propone una renovación y un cambio para la Argentina. Como Raúl Alfonsín. Sin su apellido, pero con su mística.
Fuente: Continental
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